Formación académica: más allá del TIR

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Por: Raúl Ferro

Eres un as de los negocios. Un prometedor ejecutivo que planea hacer su maestría en el MIT, Harvard Business School o Wharton. Como líder en franca carrera ascendente en el mundo corporativo, sabes exactamente lo que es importante y lo que no. Y así seguramente te importará un rábano la filosofía, la antropología o la física cuántica. Y la literatura… bueno, si agarraste de niño el vicio de los libros puede que sigas leyendo alguna que otra novela en tu escaso tiempo libre; un vicio inofensivo. Y es que en la vida lo importante son las tasas internas de retorno, los balance scorecards y el rendimiento marginal del último céntimo de tu cuenta corriente. Money talks. El resto son pamplinas. Lujos de hijos de papá y parásitos similares que viven gracias al valor creado por los genios de los negocios como tú.

Esta caricatura es un retrato extremo de muchos empresarios y altos ejecutivos (y aspirantes a) en América Latina, para quienes la vida son los negocios y nada más que los negocios. Pero esto puede estar cambiando (y debería cambiar aun más).

La nueva tendencia viene dada en parte por la influencia del mundo anglosajón, donde la hibridación de carreras es pan de todos los días. ¿Recuerda a Carly Fiorina, la CEO que hace unos años llegó a la cima del negocio infotecnológico con la fusión de HP y Compaq? ¿Ingeniero Comercial? ¿Administradora de empresas? ¿Contadora? Nada de eso. Fiorina es graduada en historia medieval y en filosofía por la Universidad de Stanford.

Pero además de la influencia anglosajona, son los mismos tiempos en que vivimos los que están espoleando a la gente de negocios a preocuparse de algo más que de los ROE y de los ROA. «Hay una especie de reacción a la especialización, a conocimiento en estancos cerrados», dice Alejandro Armenta, del área de Filosofía y Empresa del IPADE Business School, la escuela de negocios mexicana.

El IPADE Business School ha incorporado programas de antropología filosófica como parte de su oferta de cursos in-company. «Hay una demanda enorme», señala Aremanta. «Se trata de un programa inédito, dirigido a la persona, tanto en la esfera emocional como en la esfera física». Para Armenta, la génesis de estos programas es una consecuencia natural del «método del caso» que se aplica en el IPADE Business School, que se apoya en el análisis de casos reales donde salen a la luz los factores humanos y emocionales que acompañan a las decisiones racionales de negocios.

La demanda actual de este tipo de programas es una respuesta, en parte, al drama de un mundo donde el conocimiento se encuentra muy fracturado, de acuerdo con el profesor mexicano. El IPADE Business School, dice, ha tenido una preocupación por el enfoque humanista durante sus 20 años de existencia y ha habido varios intentos en el camino por incorporar estos temas en sus cursos, pero la oferta concreta es reciente.

¿Por qué ahora? «Ha habido un cambio en el clima cultural», dice Armenta. «Antes había preguntas que no hacía falta hacer; hoy tenemos más dudas, hay más inquietud en la gente».

Hay muchos que se preguntan, sin embargo, de qué forma sirve esta formación humanista al hombre de negocios. David Gallagher, socio fundador de Asset Chile, un banco de inversiones que fue pionero en el canje de deuda por inversión en los años ochenta, tiene una respuesta simple y tajante. «Ayuda a pensar fuera de la caja, a ver las oportunidades que muchas veces no un hombre de negocios tradicional no es capaz de ver».

Gallagher, nacido en Valparaíso, es un buen ejemplo de esta combinación. Alumno de la Universidad de Oxford, donde fue profesor de literatura latinoamericana del St. Anthony’s College, fue definido por Mario Vargas Llosa en el prólogo del libro «Otras improvisaciones» como un «humanista moderno, con una visión de conjunto en la que las ideas, las artes y las letras no son sólo un placer para el espíritu, también son un arma para mejorar lo que anda mal y defenderse contra el infortunio».

Y en un plano más pedestre, una mejor formación en lengua y gramática sería de gran ayuda para decenas de gerentes de marketing que desconocen las normas básicas de la sintaxis (y hasta de algunas reglas ortográficas) y hacen carrera… comunicando.

Así que ya sabes. Abre tu mente. Si algunas escuelas de negocios buscan en Shakespeare las repuestas a los desafíos de la vida y los negocios, puede que un curso de literatura inglesa te ayude más que una especialización en comercio internacional.

https://altadireccion.wordpress.com

Un comentario Agrega el tuyo

  1. ROBERT OVIEDO CABRER dice:

    Excelente artículo, pero no hay que perder de vistas las herramientas personales de cada uno, como son la perseverancia, la disciplina, el coraje, la innovación, la capacidad de adaptación al cambio y el espiritu de cuerpo.

    gracias,

    saludos,

    robert oviedo cabrera

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