
Las escuelas de negocios buscan llegar con sus programas ejecutivos a lo más alto de la pirámide corporativa
Mire al presidente ejecutivo de su empresa. Posiblemente usted crea que él no tiene ya nada más que aprender. Probablemente él crea lo mismo. O que entre tantas reuniones, presentaciones del directorio, trabajo en terreno y partidos de golf, quizás sienta que el tiempo no le alcanza para actualizar sus conocimientos en una sala de clases.
No todos los CEO, o Chief Executive Officers, piensan lo mismo. Un creciente grupo de altos ejecutivos en el tope de la pirámide está volviendo a las aulas. Pero para las escuelas de negocios de la región, atender a lo más granado de los organigramas corporativos no es un una tarea fácil. Es un mercado exigente, que requiere lo más innovador y avanzado en materia de conocimientos. Los programas de alta dirección y alta gerencia se han vuelto uno de los espacios más competitivos entre los que aspiran a formar a los ejecutivos. Y es uno de los segmentos que más crece: hace tres años, sólo el 12,5% de las escuelas tenían programas efectivos dedicados a la alta dirección de las empresas. Hoy son 18,2%.Y en el ranking MBA 2009 de Educación Ejecutiva preparado por América Economía Intelligence el primer lugar es por primera vez de una universidad chilena, la Adolfo Ibáñez, que confirmó la escalada que venía llevando en los últimos años. Supera por poco a la brasileña Fundación Dom Cabral, otra que viene como avión, encaramándose en los primeros lugares de acuerdo a cuatro grandes dimensiones: cobertura de clientes, robustez de la oferta, la calidad docente y la red internacional.
Durante la investigación para este estudio, gran parte de las escuelas comunicaron que sus principales esfuerzos estaban en armar cursos y currículos para los más altos gerentes de las compañías. El desafío está en abordar a las empresas de forma aún más estratégica haciendo fuerte énfasis en temáticas como el liderazgo, desarrollo de nuevos negocios, emprendimiento e innovación. La argentina IAE Business School, con vasta experiencia en la materia, así lo demuestra.
Todo apunta a la formación de directivos con nuevas capacidades para realizar su gestión empresarial. En este sentido, el rol de los profesores encargados de impartir los cursos de Alta Dirección es fundamental.
Los objetivos
La preocupación de las escuelas está en trasmitir la necesidad de cambio en las mentes de quienes están al mando de las empresas.
“Influir no solamente en conocimientos y habilidades, sino también en actitudes es un proceso que debe ser muy bien planeado y está sujeto a la extrema habilidad de nuestro profesorado para ser tomados como referentes y no sólo como fuentes de información”, señala Percy Marquina, director de Educación Ejecutiva de Centrum en Perú.
Esta facultad les da especial importancia a los programas dirigidos a este segmento por el efecto multiplicador de los beneficios sobre sus clientes. Pero la modificación de las temáticas abordadas en los programas de Alta Dirección no sólo tiene como objetivo acercar al líder a su entorno más próximo. La Facultad de Administración de la Universidad de Los Andes en Colombia, con más de 40 años de experiencia en programas para CEO, también busca introducir al directivo en un contexto macroeconómico y social.
“Los participantes visitaron la zona de La Macarena, uno de los lugares de mayor conflicto con la guerrilla en Colombia. Luego del viaje, un grupo de presidentes de empresas trabaja en la revisión del modelo de desarrollo económico y social de la zona diseñado por el Ministerio de Defensa”, dice Martha Cecilia Bernal, directora de Management Development de Uniandes.
“Esto ejemplifica cómo se puede generar en ellos sensibilidad, participación y compromiso con la generación de soluciones concretas para la construcción del país”.
Parte importante de la estructura metodológica de los programas dirigidos a la Alta Dirección apunta a la optimización del tiempo. Un bien escaso dentro de la agenda de los CEO y directores de empresas. Quienes se animan a realizar estos cursos deben reorganizar sus actividades empresariales y hasta dedicar parte de su tiempo libre para asistir a clases.
El camino que ha tomado la oferta académica en el segmento de Alta Dirección responde a la búsqueda de formas de enfrentar el cambiante escenario comercial en que se encuentran hoy las empresas. El giro en el foco de sus mallas curriculares abre una nueva perspectiva en la capacitación de la plana gerencial.
La alta competencia que se da en la región, en el mercado de la educación corporativa, es el principal desafío que deben enfrentar las escuelas. El énfasis está en entregar un producto focalizado. Así lo piden los clientes.