El valor de la acreditación de programas MBA

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El valor de la acreditación de programas MBA
El valor de la acreditación de programas MBA

Tres acreditaciones se disputan el liderazgo internacional. Una muy fuerte en Gran Bretaña, otra sólida en Europa y otra en Estados Unidos. Rivalidades aparte, no les falta a las ‘Tres Coronas’ número de candidaturas, al menos mientras las escuelas anden necesitadas de este tipo de certificaciones de calidad académica como fórmula para diferenciarse en el competitivo mercado de la formación ejecutiva.

Definir el concepto de acreditación MBA no resulta a priori demasiado difícil. En lo básico es un ‘sello internacional de calidad’ para los programas impartidos por las escuelas de negocios. Su importancia radica en que sirve como referente de calidad académica, tanto para aquellos profesionales que buscan un buen master como para las empresas reclutadoras que buscan perfiles directivos. No llega a aportar información definitiva a efectos de elegir un MBA, sin embargo, da luz en un mercado tan amplio, globalizado y competitivo como el que toca.
Tres son las acreditaciones internacionales que destacan: la europea EQUIS, la estadounidense AACSB y la británica AMBA.La alternativa europea
Lanzada en 1997 por la European Foundation of Management Development (EFMD), la European Quality Improvement System (EQUIS) es el sello más joven de los tres. Cuenta de momento con menos miembros acreditados que sus dos competidores, en total 111 escuelas de 33 países. Los requisitos que una escuela debe reunir para aspirar a esta acreditación son: estar reconocida por las autoridades de su país de origen, tener una adecuada organización, una presencia sustancial en postgrados, formación ejecutiva (uno o preferiblemente ambos), haber diseñado una estrategia definida, disponer de recursos necesarios para proveer de una alta calidad de la enseñanza, un cuadro de profesores lo suficientemente cualificado y hacer una selección exhaustiva de estudiantes con criterios de máxima capacitación. En el proceso de valoración, prima el planteamiento docente sobre cualquier aproximación estadística. La escuela deberá, primero, demostrar un nivel mínimo de calidad en un entorno de competencia internacional; segundo, dejar claro una reconocible proyección internacional; y tercero, integrar las necesidades corporativas en sus planes de estudio.

La alternativa británica
Otra de las acreditaciones de mayor alcance internacional es la concedida por la Asociación de MBAs (‘Association of MBAs’), con sede en Gran Bretaña. La AMBA fue fundada en 1967 por un grupo de ocho graduados británicos formados en dos de las escuelas más prestigiosas de Estados Unidos -Harvard BS y The Wharton School-. Desde sus primeros años, ha destacado esta asociación por su mayor cercanía al consumidor (es decir, graduado) que al colectivo docente o institucional. De hecho, es la única que admite como miembros personas (físicas) que estudian o han estudiado en una escuela acreditada. Para ellas hay servicios específicos, destacando un programa de seminarios de desarrollo curricular y la red social con fines profesionales y contactos académicos. En total, 9.500 estudiantes y graduados MBA de 88 países son miembros de esta asociación, mientras que el conjunto de escuelas acreditadas suma 143 miembros de 68 países.
Considerada la más atípica de las tres, es, además, la única asociación que acredita específicamente programas –MBAs, DBA (‘Doctorates in Business Administration’), MBM (‘Masters in Business and Management’) y no escuelas. Los criterios de concesión están diseñados por un Consejo de Acreditación Internacional compuesto por académicos con amplia experiencia y por representantes corporativos los cuales monitorizan de forma constante estos estándares a fin de ajustarlos a los cambios que se produzcan en las prácticas empresariales y directivas. En cualquier caso, con respecto a las otras acreditaciones, este organismo se muestra menos estricto en sus estándares de calidad.

La alternativa norteamericana
La Association to Advance Collegiate Schools of Business (AACSB) no sólo es la más antigua de los tres organismos acreditadores –la institución se fundó en 1916 y su sistema de acreditación tomó cuerpo en 1919-, sino es, además, la que más miembros acreditados reúne; en total, más de 550 instituciones entre escuelas de grado y postgrado. Cierto que la mayoría de instituciones asociadas provienen de Norteamérica; no llegan, de hecho, ni al 10% los miembros de fuera de Estados Unidos y Canadá. Pero su vocación internacional es a día de hoy un hecho indiscutible, en tanto en cuanto su consejo de acreditación está compuesto en un 17% por instituciones no estadounidenses.
La AACBS dispone de dos acreditaciones: una dirigida a programas de contabilidad avanzada (desde 1980) y otra, la más relevante, dirigida a escuelas de negocios (y programas MBA).
Ha destacado tradicionalmente la AACSB por imponer estrictas disposiciones en relación a la composición de contenidos y al programa académico, preocupándose además por aplicar rígidos criterios numéricos en todos los aspectos susceptibles de medición. No obstante, también hay que decir que en los últimos años ha hecho un esfuerzo notable para incorporar criterios más flexibles y cercanos a un planteamiento docente.

El valor de las acreditaciones
No obstante las particularidades de cada una, se puede decir que estas tres acreditaciones de referencia se rigen por un patrón muy similar. Cumpliendo unos mínimos, cualquier escuela de negocios puede ser miembro asociado en una, en las dos o en las tres organizaciones al mismo tiempo. Asociarse no es más que un mero trámite; una escuela será aceptada siempre que demuestre que imparte formación empresarial. A efectos de reconocimiento o calidad, este hecho no significa nada. Otra cosa más complicada es que este miembro asociado le otorguen, además, la acreditación, y desde luego aquí no hablamos de una cuestión baladí.
Bien saben las escuelas que obtener alguna de estas acreditaciones tendrá consecuencias muy positivas para su prestigio y proyección internacional. Claro que fracasar en un proceso de acreditación provocará exactamente el efecto contrario, tal es la puesta en evidencia ante el colectivo académico y empresarial de carencias graves de índole docente, con el desprestigio que ello supone. Por eso se ha de tener mucho cuidado al solicitar esta acreditación y no hacerlo hasta que se tenga la completa certeza de que el centro o el programa está preparado para pasar los meticulosos controles de calidad. Y ser cauto en este sentido es posible, en tanto en cuanto las asociaciones no ocultan en ningún momento cuáles son sus criterios y requisitos, así como, los niveles mínimos cuantificados a los que es imprescindible llegar.

Pero… ¿de verdad son útiles las acreditaciones internacionales?
No cabe duda de que todo interesado en estudiar un MBA de prestigio encontrará en estos distintivos una información sumamente esclarecedora: son prueba manifiesta de que estamos ante un programa de calidad. Concretamente, ostentar este sello asegura que los programas de la escuela están en continua actualización para adaptarse a los cambios y para responder a las necesidades del tejido empresarial. Además, certifica que son impartidos por un profesorado cualificado. Son distintivos internacionalmente aceptados; demuestran de manera inequívoca, así pues, que se cumplen unos estándares mínimos de alcance internacional, comunes a todas las escuelas.

Fuente:MBAinternationalbusiness.net

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