
¿Qué es lo que hace diferente a un director? Probablemente sea su capacidad de síntesis, de saber usar y realizar la “acción de síntesis” que viene precedida por su capacidad de ver las partes en el todo (capacidad de análisis) y comprender cómo esas diversas partes se interrelacionan entre sí –por ejemplo, estableciendo relaciones causa efecto-. Esto es capacidad de síntesis: ver las partes en el todo, entender cómo se relacionan y tomar las decisiones en función de este entendimiento.
¿Cuál es el camino que se recorre para llegar a la dirección? Podríamos afirmar, haciendo un esquema, que el camino hacía la dirección es, metafóricamente hablando, una subida de tres escalones. En efecto, podemos considerar que las etapas o escalones hacía la dirección básicamente son tres, que a continuación detallamos:
- Escalón 1: Trabajando en lo que uno aprendió.
En primer lugar se trabaja haciendo lo que supuestamente se aprendió. Quien estudió leyes, revisa o redacta contratos; quien contabilidad, hace cargos y abonos; el ingeniero rola turnos o calcula especificaciones; el médico hace historiales médicos, etcétera. De lo que se trata principalmente es de tener una disciplina de trabajo y cumplirla, apoyándose en los conocimientos adquiridos principalmente referidos a lo que se estudió.
- Escalón 2: Haciéndose cargo de un equipo de personas.
El primer gran reto en el camino hacía la dirección sucede cuando a uno lo nombran encargado de un equipo. Se trata de un reto para el que generalmente no se está preparado, o al menos lo que uno estudia, quizá con excepción de quienes psicólogos, no lo prepara para esto.
Se requieren más habilidades de líder que conocimientos. Hay que saber motivar, exigir, evaluar, retroalimentar, felicitar y, en general, todo aquello que hace que un equipo funcione como tal y no como la simple suma de las capacidades individuales de sus integrantes. Quizá por ello el mejor vendedor no es el mejor gerente de ventas o el mejor operario no es el mejor supervisor, se trata de puestos o funciones que requieren algo más que el simple expertise en lo que se está haciendo.
- Escalón 3: Ejerciendo la visión de síntesis.
Este es el tercer momento, el más retador. Pero “superarlo” significa que está uno listo para asumir responsabilidades de director, entendiendo la dirección más como una función que como un puesto. La función de síntesis permite ver a la empresa como un todo, entendiendo relaciones entre las partes y tomando decisiones en función de cómo variarán dichas relaciones, siempre buscando el beneficio de la empresa.
Para explicar la visión de síntesis, utilicemos un ejemplo: En la empresa siempre hay conflictos entre las áreas que la componen y hasta podríamos considerar hasta “natural”. Tenemos, por ejemplo, que los de ventas quieren más días de plazo de pago para sus clientes y los de finanzas menos; los de operaciones quieren más inventarios y los de finanzas no; los de ventas desean tener más líneas de productos y los de operaciones, por simplificar, quieren menos y los de personal quieren pagar más sueldos y los de finanzas no están de acuerdo.
Si el recién nombrado director toma decisiones en función de donde procede (si viene de ventas, dando la razón a los argumentos de ventas) estaría cometiendo un error porque no tendría visión de síntesis.
El buen director (el que tiene, entiende bien y aplica esta visión de síntesis) tomará las decisiones no para favorecer a una área (ventas o finanzas) sino para favorecer a la empresa como un todo. En función de ese objetivo trazará la línea (hasta cuántos días de inventario, hasta cuánto se aumentan los salarios, hasta qué tanto se da plazo).
Hacerlo así significa tener y practicar acción de síntesis buscando el beneficio no de una parte sino del todo, en este caso de toda la empresa, de toda la organización que está bajo la autoridad del director que práctica acción de síntesis.
La visión de síntesis le permite a un buen director tomar decisiones viendo el “total”, el “todo” de la empresa. Y no sólo alguna de sus partes.