Estamos en crisis: ¿contrato a un MBA o mejoro a mi empleado actual con experiencia?

Existe la tendencia a valorizar los conocimientos por sobre la experiencia. Para sociedades embestidas por las consecuencias de las crisis mundiales, es una pena ver que un buen empleado, sea o no profesional, a los 40 años ya es considerado “viejo” y por lo tanto obsoleto, y reemplazado por un muchacho recién salido de su MBA. Título más olor a leche. Las empresas viven pendientes del paradigma del cambio, al que temen, y por ese temor prefieren asimilar los altos costos de un reemplazo que no los bajos de una actualización. Es un error, y cada empresa hace lo que desee con sus dineros, pero creemos que podrían tener la inteligencia de usarlo de mejor manera: siempre dará más ganancias gastar en mejorar a un empleado anterior con amplio conocimiento de la organización y del mercado, que en un nuevo empleado, lleno de conocimientos frescos y títulos MBA, pero totalmente ignorante del mundo que lo rodea.

El paradigma del cambio.

Las empresas le temen al cambio. Creen que un a manera efectiva de defenderse es recurriendo a personal “que lo comprenda”, que lo haya estudiado en organismos formales universitarios. Es verdad que el cambio nos barre, pero no con la intensidad que normalmente le atribuimos. El área en que se desempeñe la empresa tiene mucho que decir en esta materia. Recuerdo una reunión con un cliente y su Gerente de RRHH, en la que se discutía cubrir una posición gerencial para la cual el segundo estaba plenamenmte capacitado. El hombre de RRHH defendía la entrada de un profesional caro, con un MBA, pero sin experiencia. Su argumento se basaba en lo rápido del cambio en los negocios globales y la necesidad de contar con alguien capacitado para lidiar con esas contingencias. Le pregunté al Gerente dónde estaba el cambio en el negocio, y me respondió con ejemplos de la industria tecnológica. Bueno, es verdad, los modelos cambian cada 6 meses y eso es mucho cambio, pero el cliente estaba en el negocio de preparar alimentos balanceados para mascotas, perros y gatos. Les hice notar ese pequeño detalle, pero no me hicieron caso.

El riesgo del cambio.

Con relación al ejemplo anterior, en 6 meses se cumplió mi profesía: el profesional nuevo, contratado, se fue de la empresa, con sus 6 meses de sueldos más lo aprendido, y 6 meses perdidos en la vida de la compañía. Ese fué el costo de preferir a un MBA. El personal nuevo, con altas calificaciones, tiene un riesgo y un alto costo: es caro, de alta movilidad, con cero lealtad. Su entrenamientoi es caro, y su período de maduración es alto, a veces de un año o más, hasta que recién entonces comienzan a devolver lo gastado en ellos… si es que permanecen en la organización.

El ejemplo del cambio.

Las empresas que no tienen sistemas de gestión del capital humano cometen el error de llenar sus organigramas pasando por encima de las expectativas de su personal antiguo, por la simple razón de que no las conocen. Por el fulgor de la estrella del MBA crean un ambiente laboral que a veces raya en la anomia y la indiferencia. El mensaje es claro, siempre tendrá preferencia un recién llegado con títulos que los años entregados con esfuerzo y lealtad a la empresa. El comportamiento posterior se desprende de esa manera de interpretar el cambio por parte del personal. Es claro: están en una empresa que no los valoriza.

La indiferencia del cambio.

Durante todos los años de trabajo, en que el personal se esforzó codo a codo con el propietario para levantar el negocio, se creó mucho más que una plataforma financiera y un cúmulo de experiencias. A lo anterior se debe agregar lo más importante: se crearon valores, una cultura organizacional, una manera de mirar y vivir la vida, una base de lealtad y compañerismo. Todo eso desaparece cuando la empresa no sabe llenar su organigrama, cuando desprecia el pasado y da preferencias… ni siquiera al futuro porque los nuevos, externos, son eventuales. Los que entran traen conocimientos y títulos, pero una sola lealtad: a ellos mismos. Y esa lealtad perfilará su futuro laboral, incluido el período en que estará en la empresa. Lo sacrificado será la cultura de la empresa, que será reemplazada por otra, más fría, indiferente, pero no necesariamente más eficiente o efectiva.

El conocimiento del cambio.

Los MBA, y todos los programas similares, actualizan a las personas en las más modernas técnicas y conceptos de la gestión. Pero surgen 2 dudas: ¿sirve de algo el conocimiento sin la experiencia? ¿No sería más efectivo preparar a nuestros empleados antiguos, darles la oportunidad, en lugar de gastar más aún en integrar a un extraño en la organización.

¿Y si no hay alternativa?

Sólo hay una solución en este caso: integrar a un nuevo, por muchos títulos que traiga. No hay que confundir el enemigo. No es ni el nuevo ni los títulos; el enemigo es la ignorancia de cómo hacer las cosas en estos casos, por parte de la empresa.

Fuente: zenempresarial.wordpress.com

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