Los programas de MBA, a nivel mundial, evolucionan de manera constante para satisfacer las exigencias de mercados laborales y empresariales en permanente transformación.
Hacer una Maestría en Administración de Negocios (MBA, por su sigla en inglés) es sin duda un paso importante para cualquier ejecutivo que quiera desempeñar roles estratégicos en una organización. Sin embargo, el aporte real de la academia en su proceso formativo dependerá de la institución educativa que elija para sus estudios y, sobre todo, de la capacidad que esta demuestre para adaptar sus programas a la compleja y cambiante realidad actual.
No en vano, la validez y vigencia del conocimiento recibido durante un MBA dependen totalmente de la sintonía que el programa logre con las realidades de los mercados. Y hoy por hoy esas realidades son diferentes todo el tiempo, pues cambian a un ritmo vertiginoso. De ahí la dimensión del reto que afrontan en Colombia universidades y escuelas de negocios en la actualidad, las cuales más que nunca deben estar conectadas con lo que suceda ‘en el mundo real’.
«Las empresas exigen profesionales con formación, experiencia, visión global y local de los negocios, capacidad de toma de decisiones bajo presión y gran adaptabilidad al cambio. Contrario al mundo ‘estable’ que enfrentaban los ejecutivos hace unos años, en donde en la mayoría de los casos trazaban su carrera y crecimiento profesional al interior de una sola compañía, en un área específica y seguramente sin cambiar mucho de escritorio o ciudad; hoy se enfrentan a un mundo volátil: empresas dinámicas que se reinventan, abren y cierran operaciones, crean nuevas posiciones, ofrecen oportunidades en otros países, etc.», afirma Luis Bernal, director del MBA de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes.
Actualmente los negocios son mucho más ágiles. En palabras de Andrés Messa, director de Posgrados de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, «el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) así lo permite. Fácilmente se realizan negocios en tiempo real con compañías o clientes ubicados a grandes distancias geográficas. Antes era necesario cumplir con todo un protocolo o formalismo que se constituía en garantía de cumplimiento entre las partes. En la actualidad, es normal la realización de negocios sin que medie el contacto físico. Las distancias ya no son pretexto para abandonar mercados; hoy caben todas las posibilidades para quienes tienen capacidades de negociar y utilizar las herramientas justas para garantizar el éxito de una iniciativa«, dice.
Para Messa, la nueva economía dista, en gran medida, de lo que la teoría económica enseñó por muchos años; «la importancia de los factores de producción ya no radica en la tierra, ni en el capital como equipo o planta, ni en la mano de obra; la era del conocimiento trajo consigo la necesidad de aprender, conocer e investigar. Quien posea estos tres elementos, de seguro, garantizará el éxito para su organización o para sus propias iniciativas, generando desarrollo y bienestar en su entorno de influencia».
Es claro entonces que este cambio en los mercados exige también un cambio en los profesionales. «Los ejecutivos de hoy deben preocuparse por tener un entendimiento completo del negocio, independientemente del área en la que se encuentren. Deben adaptarse a los cambios, tomar decisiones bajo presión y ser capaces de liderar transformaciones organizacionales. Se espera que tengan una perspectiva global y actúen con ética y responsabilidad social. Esto implica que, además de desarrollarse como profesionales al interior de la empresa, se reten y estén dispuestos a actualizar permanentemente sus conocimientos», agrega Bernal, de Uniandes.
Todo esto enmarcado en una dinámica empresarial muy agitada. «Las empresas colombianas están saliendo al mundo a hacer negocios, vemos bancos colombianos llegando a Centroamérica, empresas de energía vendiendo este servicio a países latinoamericanos, cementaras posicionándose en países desarrollados. También, Colombia se está volviendo un destino de inversión de empresas extranjeras en sectores como el turismo, la minería, el petróleo y los alimentos, entre muchos más. Este nuevo contexto obliga al ejecutivo del país a salirse de su ‘cubículo’, pensar globalmente y buscar una educación que le ayude a entender cómo funcionan los negocios en el mundo», reflexiona Daniel Velásquez Fleishman, gerente de INCAE Business School en Colombia.
Adaptación al cambio
En ese contexto, la dinámica actual de la formación académica en el país es muy diferente a la de años anteriores. El conocimiento en materia de negocios evoluciona a un ritmo frenético, y tanto universidades como escuelas de negocios lo saben y aplican ajustes de manera permanente. «Los programas hoy los hemos internacionalizado más; nuestros estudiantes tienen más posibilidades de interactuar con profesores de otras nacionalidades. También tienen la posibilidad de ampliar su perspectiva internacional tomando cursos en otros países y teniendo acceso prácticamente universal a teorías, información y análisis de todas partes del mundo», explica Carlos Enrique Ramírez, director de maestrías de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Icesi.
«Nuestro programa de MBA ha cambiado, en la medida en que anteriormente los cursos del currículo le daban mucha importancia al componente del ‘conocer’ (teorías y hechos), mientras ahora consideramos fundamental que nuestro programa logre un balance entre el Conocer, el Hacer (habilidades y competencias) y el Ser (valores y actitudes). Adicionalmente, consideramos fundamental tener metas claras de aprendizaje para cada uno de nuestros programas, las cuales puedan ser medibles. Para el caso del MBA, nuestras metas centrales son: pensamiento estratégico; liderazgo y comunicación; perspectiva global y ética, y responsabilidad social«, agrega Ramírez.
Los especialistas coinciden en la importancia que tiene el hecho de que la teoría y la práctica vayan, ahora más que nunca, de la mano. «Hay que estimular más la relación Universidad-Empresa, que ha sido una debilidad común en Latinoamérica, y procurar un adecuado balance entre los conocimientos teórico-conceptuales de los docentes, y su experiencia en la economía real, junto al uso de metodologías que privilegien talleres, casos, visitas empresariales, etc. Por otra parte, nuestro programa considera como ‘materias-sello’ las de emprendimiento, liderazgo, negociación, ética y responsabilidad social empresarial, entre otras, para procurar la formación de directivos competentes que no pierdan el horizonte de los valores humanísticos y sus responsabilidades ante la sociedad», asegura Pedro Carmona Estanga, director de Programas de Posgrado de la Escuela de Empresa, EDE, de la Universidad Sergio Arboleda.
En el sector educativo hay consenso alrededor del concepto de integralidad que deben manejar este tipo de programas. También, sobre la relevancia de actualizar conocimientos, combinando la teoría con la práctica y recurriendo a diferentes metodologías que -mezcladas- garanticen los objetivos de aprendizaje.
Pero los conocimientos por sí solos no bastan. «El desarrollo de habilidades como el liderazgo y el trabajo en equipo son esenciales, así como el pensamiento estratégico, la innovación y la orientación a resultados. Los programas deben ser revisados y actualizados constantemente. Los retos que enfrenta la sociedad hoy en día y los grandes temas de actualidad deben hacer parte de las discusiones en las aulas. Las facultades deben tener la capacidad para incluir en sus clases temas como la reciente crisis financiera, el cambio climático y los problemas de ética, entre otros, pues son realidades que afectan el entorno de los negocios y exigen revisión de estrategias y objetivos», comenta Bernal, de Uniandes.
Esta universidad renovó hace tres años su plan de estudios de MBA, en busca de obtener, precisamente, ese equilibrio en su oferta educativa. «Buscamos balancear la apropiación de conocimientos con el desarrollo de habilidades inherentes a una gestión gerencial exitosa, tales como el liderazgo, el trabajo en equipo, la comunicación, la negociación, el pensamiento innovador y la creatividad, y junto con los valores, actitudes, comportamientos y creencias que se esperan de quien toma decisiones asumiendo la responsabilidad social que llevan implícitas», agrega Bernal.
La capacidad, trayectoria y pedagogía del profesorado es de vital importancia en este proceso. En la Universidad Javeriana de Cali, por ejemplo, es requisito que los docentes tengan amplia experiencia en el campo de su especialidad. Incluso, anuncian con orgullo que varios de sus educadores integran la planta de alta dirección de organizaciones públicas y privadas de excelencia. «Nuestro MBA está direccionado hacia la permanente innovación, es un programa que se reinventa continuamente para dotar a sus estudiantes con competencias que los identifiquen como los mejores profesionales para emprender iniciativas en las diferentes organizaciones, o para avanzar como líderes exitosos en sus propias empresas», explica Andrés Messa, de la Javeriana de Cali.
Sin duda, ese contacto con la realidad de los mercados empresariales y laborales viene siendo el eje del perfeccionamiento de todos estos programas. Al respecto, Daniel Velásquez, del INCAE, anota: «estamos todo el tiempo adaptándonos a los cambios del mundo empresarial. Por eso nuestros profesores cuentan en un 90% con doctorado, en las mejores 20 universidades del mundo, y son muy codiciados por empresas para ser parte de juntas directivas, hacer consultorías o hacer parte de diferentes gobiernos, como ministros o embajadores, en diversos países latinoamericanos. En consecuencia, nuestra Facultad está en permanente contacto con el mundo empresarial latinoamericano para poder contextualizar sus programas con la realidad de la región. Igualmente, por haber sido fundado por Harvard, INCAE cuenta con un comité consultor conformado por profesores nuestros y otros docentes de esa universidad. El objetivo de este comité es el de debatir las tendencias que marcan al mundo empresarial latinoamericano y mundial para ajustar los programas a nuestra realidad».
Competencia por competencias
Mientras las empresas luchan por hacerse a los ejecutivos más competentes del mercado, estos últimos compiten por desarrollar cada vez más sus competencias y obtener así ventajas comparativas en el plano laboral. Y en medio de ese tira y afloje se va consolidando el perfil ideal del ejecutivo colombiano, cuya única constante es que tiene que cambiar para adaptarse al entorno…, y de manera permanente.
«La complejidad de la economía globalizada, caracterizada por una alta y agresiva competitividad, exige una gerencia creativa; que reconozca la importancia de las diferencias culturales; que actúe estratégicamente con un enfoque de permanente creación de valor; que sepa usar los facilitadores tecnológicos de información y comunicaciones disponibles; que conozca los nuevos instrumentos financieros y que sepa asumir riesgos en su proceso de toma de decisiones. El desafío actual es comprender las iniciativas de negocios que se puedan generar en los diferentes continentes y bloques comerciales», asegura un vocero de la Pontificia Universidad Católica, del Perú, institución que ofrece sus programas de MBA también en Colombia.
De hecho, su Global MBA enfatiza en aspectos críticos para la alta dirección, como liderazgo, cultura organizacional, innovación, trabajo en equipo, productividad, responsabilidad social corporativa y ética, entre otros, «lo cual le permitirá al estudiante competir exitosamente en el cambiante mundo de los negocios», agrega el portavoz de la universidad peruana, cuyo programa en Latinoamérica es producto de la unión de la Escuela de Alta Dirección y Administración, EADA -una de las principales escuelas de negocios de Europa-, y de CENTRUM Católica, el Centro de Negocios de la Pontificia Universidad Católica del Perú, universidad con liderazgo en la región.
«En Colombia se necesita un ejecutivo conocedor y con alto potencial para aprovechar las oportunidades; en consecuencia, debe estar enterado del entorno que lo rodea; entender lo que sucede en términos económicos, políticos y sociales, no solo en su país, sino en el exterior, debe ser innovador y visibilizar sus iniciativas con mentalidad positiva para luchar, si está convencido de una idea de negocio. Debe tener unas bases de conocimiento tan sólidas, que sea capaz de decantar cada acontecimiento, tomando lo que genere mayor impacto, no solo para su propio beneficio, sino para beneficio de la comunidad que lo rodea. Este ejecutivo debe comprender que lo más gratificante en una relación laboral, social o de negocios, es cuando se logra un gana-gana con justicia. A través de esta concepción es como se consigue que aquel dirigente, en la posición en la que se encuentre, entienda que vive en sociedad y que puede llegar a tener en sus manos el motor del cambio a través de sus ejecutorias. Debe convertirse en estratega generador de riqueza para la sociedad en la que está inmerso», sentencia Andrés Messa, de la Javeriana caleña.
Pero entre las competencias que nunca pasarán de moda figura -sin lugar a dudas- la innovación. Es clave tener abundantes y sólidos conocimientos en el campo de las ciencias de la administración. También, un excelente desempeño personal y habilidad para manejar las relaciones con clientes, proveedores y dentro de la misma empresa, así como el manejo de idiomas y de las herramientas de informática más avanzadas. Lo anterior se potencia con una mente siempre abierta a la innovación y a los cambios.
«La innovación constituye el motor fundamental del desarrollo. La academia debe, por tanto, servir de plataforma para formar profesionales con mente abierta y conocimientos, capaces de estimular una actitud favorable a la innovación en todas sus expresiones y campos: producción, mercadeo, finanzas, desarrollo del talento humano, investigación, etc. Es necesario esmerarse en formar líderes, directivos y emprendedores, no solo gerentes», finaliza Pedro Carmona, director de Programas de Posgrado de la EDE, de la Universidad Sergio Arboleda.
De talla mundial
Las más reconocidas instituciones educativas que ofrecen maestrías en Administración de Negocios (MBA) en el país siguen demostrando estar a la altura de sus responsabilidades. Su evolución permanente, a la par con los tiempos, logra que los ejecutivos colombianos tengan siempre a mano opciones de talla mundial para su formación académica.
El reto permanente para universidades y escuelas de negocios, con presencia en el país, estará en ofrecer alternativas de educación cada vez más competitivas, en términos globales, acordes con las necesidades del mundo empresarial moderno, y privilegiando siempre la calidad sobre la cantidad, en sus programas y docentes. Y para el ejecutivo actual y potencial en Colombia, mediante un cuidadoso análisis durante el proceso de selección de su MBA, teniendo en cuenta el respaldo de la institución (reconocimiento local y acreditaciones internacionales); su programa y equipo de docentes; el objetivo profesional y laboral que persiga y, obviamente, su capacidad económica y disponibilidad de tiempo.
Fuente: dinero.com