Similitudes entre reunirse para «entrenar» y reflexionar sobre la estrategia

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Por Carlos Ruiz González

Con cariño para mi colega y amigo, el Ing. Emilio Mendoza Saeb, de quien muchos hemos aprendido tanto.

Cada vez que va a reiniciar la temporada, los buenos equipos deportivos se reúnen a entrenar. Se trata de ponerse a tono para jugar lo mejor posible; de aprender las técnicas que han dado resultado y de eliminar errores cometidos. Igualmente, es buen momento para planear una “estrategia” para la temporada que inicia.

Nos encontramos ante un ritual bien establecido: los equipos de béisbol en Estados Unidos se van al “campo de entrenamiento” en la primavera; a Florida o Arizona, seguramente por el buen clima, y se preparan bien. John Baldoni, de BusinessWeek comentaba que así como en estos entrenamientos se trataba de “revitalizar” a los jugadores. Algo similar podría hacerse en la empresa.

De hecho, detenerse a reflexionar es propio de un buen estratega; hacerse preguntas, identificar competencias o capacidades a adquirir (o mejorar). Tratar de detectar las oportunidades en el entorno que pueden ser aprovechadas es un rasgo característico de un buen director y, similarmente, de un buen coach.

El ambiente además es propicio, se trata de retirarse de las actividades del día con día para enfocarse a cosas primordiales, de darle su importancia… a lo importante, relegando (por así decirlo) lo urgente; de mejorar en lo que ya somos buenos.

Hay dos elementos fundamentales en estas prácticas de pretemporada. En primer lugar se trata de replantearse y revalorar nuestra misión o propósitos, darles fuerza, volverlos a poner en el centro (de donde nunca debieron alejarse), en una palabra: revitalizarlos.

Afirmaba mi colega, el Ing. Emilio Mendoza, que esto es muy parecido a la ceremonia que hacen en el Ejército cuando llegan banderas nuevas: la bandera es la misma, lo que pasa es que con el uso se desgasta, pierde brillo en sus colores, quizá hasta se mancha o deshilacha, entonces, en una bella e impresionante ceremonia se cambian banderas, se sustituyen las gastadas (se incineran) y se izan los nuevos lábaros patrios. Es buen momento de refrendar la lealtad a la bandera, de reconocer y no olvidar que ella engloba los valores que perseguimos, que defendemos.

Algo similar puede hacerse en la empresa, se refrendan los valores, se recentra el propósito y queda fresco el compromiso de todos para cumplirlo.

Adicionalmente, es un excelente momento para hacerse preguntas, para manejar, aunque sea un poco, el tema de los escenarios, lo cual se lleva a cabo preguntándose cosas como ¿Qué pasaría si…?, ¿Qué deberíamos hacer para ser mejores, ocupar el liderazgo, ganar reconocimiento, etc.?

Tres sugerencias para preparar la “siguiente temporada”:

1) Reconectarse con el equipo. Los participantes, los empleados (los jugadores) necesitan saber bien qué es lo que se espera de ellos. Los dirigentes deben poder explicar bien cómo, de su desempeño, depende el bienestar de la empresa. Es buen momento también para identificar los retos que hay que enfrentar (y cómo superarlos).

2) Reforzar lo fundamental. Los jugadores llegan a mejorar su juego, a veces es el momento de adquirir (aprender) nuevas habilidades. ¿Qué es lo que hay que aprender para permanecer “vigente” y lograr que el “equipo” gane y sea exitoso?

3) Reevaluar nuestra posición. Para los jugadores, esta preparación les permite saber que deben entrenar para estar en condiciones de rendir de la mejor manera posible; análogamente, los empleados necesitan medir su desempeño a la luz de las estrategias de la organización, ¿Lo que hacen ayuda a la compañía? Los dirigentes tienen que “relacionar el desempeño individual (que puede ser muy exitoso) a la misión y estrategia de la firma. Afirmaba Yogi Berra, el legendario entrenador de los Yankees de Nueva York: “Conseguir a los mejores nueve jugadores del mundo no es difícil; lo difícil es hacerlos jugar como equipo”.

En resumen, es algo a tomar en cuenta ya que, finalmente, nunca es malo estudiar el potencial y las posibilidades de lo que tenemos. Hay que tener esperanza, pero hay que fundamentarla en capacidades, esto nos dará un sentido de rumbo y también de propósito (de misión). Es momento de hacer algo que nos haga sentir orgullosos de pertenecer a nuestra empresa, ese orgullo lo podemos adquirir… preparándonos bien para la siguiente temporada.

Fuente: ipade.mx

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