El otro aniversario

Por Emundo Vallejo Venegas*

En el décimo aniversario del 9/11 hubo muchos especiales en medios y millones de palabras escritas al respecto. Basta subirse a un avión para recordar sus consecuencias. Pero del otro aniversario y sus consecuencias poco se habló. Con menos referencias y un perfil más bajo, pero con implicaciones que compiten y que quizá rebasan al evento mencionado, el otro aniversario, el de la bancarrota de Lehman Brothers en 2008, quien fuera uno de los jugadores financieros más conocidos en el mundo.

A diferencia de septiembre 11, la bancarrota de Lehman no fue un evento cuyas consecuencias hubieran detonado un cambio estructural global. Más bien se convirtió en el símbolo de una situación que se fue gestando a lo largo de varios años en el mundo desarrollado y que estalló dramáticamente ese día, cuando el banco de inversión se declaró en bancarrota. El día en que el mundo financiero se paralizó.

Por tanto, vale la pena hacer un alto en la vorágine del día a día y reflexionar sobre el otro aniversario y algunas de sus implicaciones.

El mundo se encaminó hacia la recesión más grande desde la gran depresión de los años 30. De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) global cayó casi 6 puntos, de +3.9% a -1.9%, entre 2007 y 2009. El de México casi 10 puntos, de +3.3% a -6.5%, en el mismo periodo. Los flujos de inversión hacia las economías en desarrollo cayeron 23% en un año. El Financial Times Stock Exchange (FTSE, el mercado de valores en Londres) ha perdido 10% de su valor al día de hoy, habiendo perdido 35% en algún momento del 2009. El desempleo creció en EU por encima de 10%, y va empeorando.

Los gobiernos de los países desarrollados salieron al rescate de sus economías y hoy enfrentan niveles de endeudamiento que tienen en jaque a la economía mundial. En promedio 105% de su PIB, según el FMI. Los niveles de pobreza extrema aumentaron en el mundo y 65 millones de nuevos pobres ingresaron a esta lista. Las empresas globales se enfocaron en reducir gastos, incrementar su productividad y buscar ahorros.

Afortunadamente, el “otro aniversario” y sus reflexiones también nos dan luz acerca del punto al que debemos movernos. Oportunidades muy interesantes se están gestando.

El desarrollo de productos y servicios donde predomine el “valor”, es decir, misma calidad y beneficios pero a menores precios, está expandiendo los mercados. La llegada de la base de la pirámide socioeconómica, el “no-consumidor”, quien quiere tener acceso a los servicios primarios: salud, agua, energía, transporte, financieros, en busca de una mejor calidad de vida.

La urgencia económica y política de nuestro vecino del norte por incrementar su competitividad para retomar su fuerza exportadora y así generar empleos: imposible lograrlo sin incluir y aprovechar la capacidad manufacturera de nuestro país.

Las asociaciones público-privadas, pues los gobiernos no tienen la capacidad ni los recursos para seguir mejorando solos la infraestructura de sus países eficientemente. La tecnología digital, en particular la web 2.0 y la capacidad del usuario de ser generador de contenido ha abierto puertas muy importantes para el emprendedor creativo.

Las empresas globales apuntan a los mercados emergentes para invertir y crecer detrás del mercado interno: las farmacéuticas y los genéricos, las financieras y las PyMES, las de bienes de consumo y la base de la pirámide, entre otras combinaciones. Estas, sin embargo, requieren del apoyo de empresas y empresarios locales.

Apoyos financieros no faltan: los fondos de capital siguen acumulando recursos “buscando agresivamente donde invertirlos”, las opciones de inversión tradicionales generan retornos inaceptables. Y mientras esto sucede, los ganadores están siendo aquellos que han leído correctamente el escenario global actual, sus tendencias, los cambios que las economías están sufriendo y los espacios que muchos jugadores han dejado, habiéndose movido a la defensiva.

A la luz de las implicaciones del “otro aniversario”, los futuros ganadores se han hecho las siguientes preguntas:

¿Qué hago diferente hoy en mis modelos de negocio y en las prácticas en la relación con mis empleados con respecto a lo que hacía antes de 2008?

¿Qué nuevos puentes he construido que me conectan con otros actores relevantes como universidades, socios, financiadores o aliados en los últimos tres años?

¿Qué nuevos planes he desarrollado que guiarán mi crecimiento en los próximos cinco años?

Si la respuesta es afirmativa, específica y concreta para las tres preguntas anteriores: ¡felicidades! Si la respuesta a las preguntas anteriores fue nada, siéntate a reflexionar. El mundo cambió.

El “otro aniversario” es el momento perfecto para hacerlo, antes de que sea demasiado tarde.

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