Adiós a las vacas gordas para los MBA según Stanford

El efecto positivo de la crisis en la formación ejecutiva se ha diluido y ahora toca afrontar la parte negativa de la desaceleración económica y un mercado laboral todavía muy tocado. En Stanford lo tiene claro y su director de admisiones ya habla de una caída del 10% en el número de solicitudes para su MBA.

Si hace un año las oficinas de admisión de las escuelas de negocio estaban saturadas de trabajo, el nuevo curso presenta un panorama muy diferente. Las primeras previsiones sobre la recuperación económica resultaron falsas y se está tardando más de lo previsto en salir de la crisis, lo que se está dejando sentir con fuerza en el sector de la educación ejecutiva. Las personas que hace unos meses veían los MBA como la salida idónea al paro, ahora tienen más dudas y menos recursos para aplicar a estos costosos programas. A esto debemos añadir un cierto desencanto hacia la educación ejecutiva en general y nos encontramos con el caldo de cultivo idóneo para la caída de las aplicaciones.

Hasta ahora parecía un secreto a voces, pero finalmente desde Stanford Graduate School of Business han roto el silencio y ofrecen una visión más pesimista de lo normal de la mano de Derrick Bolton, su director de admisiones. En la escuela han registrado una caída en el número de aspirantes que llegan a sus sesiones informativas y calculan que las solicitudes podrían ceder un 10% respecto al curso anterior.

Bolton es categórico al afirmar en una entrevista concedida a CNN Expansion que no espera que “sea un buen año para las admisiones” y además destaca tres elementos clave para explicar estas perspectivas tan negativas. En primer lugar figura la propia crisis y la forma en la que esta ha limitado los recursos de los aspirantes y su acceso a financiación. En segundo se encuentra una publicidad negativa en torno a los MBA que se traduce en críticas hacia las escuelas por su participación en la propia crisis. Por último, nos encontramos con un mercado laboral debilitado y una caída de la demanda de graduados MBA, así como de los sueldos que estos perciben.

En este sentido Bolton pone un claro ejemplo de la batalla pública contra los MBA: “si prestan atención a la campaña de Meg Whitman –ex CEO de eBay- por el estado de California o Carly Fiorina –ex CEO de Hewlett Packard- por el senado toda la publicidad negativa hacia ellas gira en torno a los negocios”. Es decir, que los ataques hacia ambas se limitan a como gestionaban sus empresas, sus políticas de contratación, los despidos y, por supuesto, los bonus que recibieron durante su periplo como grandes directivas.

Bolton es consciente del daño que toda esta publicidad negativa hace sobre los MBA. Pese a todo, el año pasado en Stanford recibieron 19 solicitudes por cada una de las 390 plazas que pusieron en liza para su programa de otoño. Al final sólo un 5,6% de los aspirantes consiguieron plaza para el curso 2011. Como es lógico, se trata de los más cualificados, por lo menos en términos de capacidad de gestión y potencial matemática. Como botón de muestra, su nota media en el GMAT se sitúa en los 730 puntos sobre un total de 800, el más alto del sector.

Lo bueno de ser Stanford u otra de las grandes escuelas de negocio es que pese a todo tienen prácticamente asegurado un buen flujo de aspirantes. De hecho, el 10% de los nuevos alumnos ya habían intentado acceder antes al curso sin éxito. Pese a la caída de las admisiones, entrar en un MBA ‘top ten’ es tan complicado que la mitad de los aspirantes utiliza los servicios de consultores en su intento por acceder a las aulas. Bolton explica que “si realmente creyera que esto ayuda comenzaría a cobrar 2.000 dólares por solicitud y a ofrecer servicios de consultoría yo mismo”.

Bolton también aprovechó la entrevista para hacer balance de los cambios que han vivido los MBA en cuanto al tipo de estudiantes que admite en sus aulas y lo que más le llama atención es la mayor cualificación de los alumnos. Cada vez más alumnos optan por cursar carreras conjuntas y obtener títulos compartidos en derecho, medicina, bioingeniería y políticas públicas. La Universidad de Stanford y su escuela de negocios han registrado estos cambios con el aumento de programas conjuntos de forma que “pasamos de dos a seis y cerca del 20-25% de los estudiantes están en uno de ellos. No me sorprendería que en una década conformaran la mitad de nuestro cuerpo estudiantil”.

El directivo también habla de una intensificación de la guerra por el talento. Como las escuelas no quieren perder a los jóvenes estudiantes más cualificados, adelantan la edad de captación, aceptándolos en sus programas de antemano y difiriendo su entrada en los mismos. En el fondo se trata de hacer lo mismo que Harvard Business School con su programa 2+2. La tendencia ha llevado a que este año un 10% de los alumnos hubiesen conseguido su plaza dos o más antes de empezar.

Fuente: waytomba.com

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