Acceder a un MBA no es una tarea fácil que deba tomar a la ligera. Se trata de un proceso que puede durar años, sobre todo si la escuela elegida es una de las más conocidas. Por eso conviene conocer los hitos ineludibles en este proceso y definir con suficiente antelación una estrategia a la altura del objetivo.
El proceso para acceder a un MBA suele durar entre doce y 18 meses, dependiendo de las exigencias de la escuela de negocios y de las capacidades del candidato. Por eso, tanto quienes estén pensando en cursar este programa el próximo curso como aquellos que contemplan hacerlo a largo plazo, deberían empezar a planificar su estrategia cuanto antes para tener más opciones de entrar pronto en el centro deseado.
‘A quién madruga Dios le ayuda’
Y es que, incluso antes de pisar el aula por primera vez, larga y procelosa es la tarea a abordar si se pretende ingresar en un MBA de prestigio. Se podría decir, en cierto sentido, que este programa académico forma al alumno desde su etapa como aspirante.
Mostramos a continuación los hitos esenciales que deberá necesariamente superar un candidato en su camino hacia la escuela soñada:
El currículo académico
El currículo académico es importante para acceder a un MBA. El problema es que no todos los estudiantes tienen en cuenta su trascendencia, lo que suele desembocar en una nota media, que en Estados Unidos se denomina GPA y se utiliza incluso en el mercado labora, no demasiado alto. Poco se puede hacer al respecto excepto tratar de arreglarlo con cursos adicionales que demuestren que ya se han superado esas deficiencias. En el fondo se trata de demostrar que el candidato será capaz de tener éxito a nivel académico pese a sus errores pasados. De hecho, los cursos antes mencionados también se pueden utilizar como una prueba de madurez y de ‘prueba superada’.
La trayectoria profesional, ¿excesivo apalancamiento?
Se supone que un MBA es el programa ideal para dar un giro a una carrera profesional. El mejor ejemplo al respecto son los miles de personas con un perfil técnico que todos los años tratan de cursar un MBA para dar el salto hacia la gestión o los puestos directivos. Sin embargo, tampoco se debe dejar todo el progreso en este ámbito a la consecución del título académico. Es necesario completar la formación con voluntad de mejorar y adquirir mayores cuotas de responsabilidad dentro de la empresa. En definitiva, hay que aprender a buscar las oportunidades que ofrece el mercado, ya que también es algo que los servicios de admisión de las escuelas de negocio también tiene en cuenta.
Una alternativa en este sentido puede ser buscar un cambio laboral antes de solicitar la entrada en el MBA deseado para demostrar así un cierto progreso profesional. Hay que tener cuidado con este tipo de estrategia, ya que el movimiento debe encajar dentro de un plan profesional a largo plazo que el aspirante debe de ser capaz de explicar de forma convincente. De otra forma, parecerá que no hay ningún tipo de estrategia profesional y esto afectaría negativamente a la candidatura.
El GMAT, la prueba de fuego
El GMAT se considera sin lugar a dudas la parte más complicada del proceso. El examen por excelencia dentro del sector de la educación ejecutiva despierta siempre un especial temor dentro de los aspirantes porque crea como una especie de línea imaginaria (la puntuación media de cada escuela) debajo de la cuál determinados centros son inaccesibles. Lo único que hay que tener claro es que el GMAT es un test en el que siempre se puede mejorar. La preparación es esencial, pero hay que ser consciente de que no sólo hay una oportunidad para obtener la nota deseada, sino varias.
No hay que desesperarse si en el primer examen se obtiene una puntuación baja y hay que volver a probar. De hecho, los resultados suelen mejorar enormemente tras la primera prueba, cuando el aspirante ya conoce la mecánica del test. En cualquier caso, el GMAT es sólo una parte más del proceso de aplicación y como tal hay que entenderla. Por eso, llegado a un punto determinado conviene valorar si los esfuerzos de mejora (sobre todo por el tiempo que implican) merecen la pena o si es el momento de prestar atención a otros apartados.
Conseguir las recomendaciones
Las cartas de recomendación también son una parte fundamental de la documentación que todo aspirante debe aportar. En este punto lo más importante es elegir adecuadamente los valedores, que generalmente deben tener un peso académico o profesional específico en el alumno. Pero no basta con elegir a los ‘candidatos’, sino que también suele ser recomendable hablar con ellos para ofrecerles una especie de guía sobre los aspectos que se desea que resalten y sobre todo para implicarles en el proceso de selección.
Permanecer activo
La crisis ha llevado a muchas personas en paro a ver el MBA como una salida. En primer lugar, porque el deterioro del mercado laboral hace que se pierdan muchas menos oportunidades en este ámbito y en segundo porque la formación siempre resurge en tiempos de crisis. Para que su candidatura gane enteros este tipo de aspirantes deberá seguir activo y demostrar que no están ‘parados’. Cursos de formación, unirse a redes sociales en Internet, crear su propio blog, etc. En definitiva se trata de mostrar interés y un carácter proactivo. Eso sí, tampoco hay que tratar de abarcar todos los campos, porque también suele medirse la calidad de estas actividades. Pero no sólo deben parecer activos los parados; también a los trabajadores en activo se les exige involucrarse en otros quehaceres alejados de la oficina.
Enfrentarse a las redacciones
Todas las escuelas de negocio exigen a los candidatos presentar una serie de redacciones para conocer en primer lugar su capacidad comunicativa y su forma de reflexionar en segundo. Los servicios de admisión suelen utilizar estos textos para valorar las aptitudes de cada candidato y en muchos casos buscan temas de los que después extraer conclusiones acerca de su personalidad y la forma en la que puede amoldarse a la escuela. A muchos aspirantes les cuesta enfrentarse a esta prueba y para prepararla lo mejor es informarse sobre los requerimientos de cada centro los años anteriores y buscar ejemplos de redacciones concretas. Además, practicar, practicar y practicar. Nunca el primer texto debe de ser el definitivo.
Tener escuelas alternativas
Si la escuela elegida es una de las diez más prestigiosas según los ranking del sector es posible recibir más de una negativa. No hay que desesperar, pero tampoco hay que cegarse y conviene tener más de una alternativa. Lo ideal es contar con tres escuelas candidatas de primer nivel y añadir otras dos de un perfil alto medio por si acaso. Es importante cerrar el número de escuelas para poder adaptar la redacción, recomendaciones y el resto de elementos a sus características completas. Las escuelas de negocio se han especializado enormemente en los últimos años y, por ello, conviene presentar una candidatura personalizada en función de cada entidad.
Fuente: waytomba.com