En pocas regiones el emprendimiento femenino tiene un mayor potencial que en Latinoamérica. Según los reportes del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), los países latinoamericanos están por sobre la mayoría de los europeos en cuanto a la creación de empresas por parte de mujeres. Países como Guatemala, Colombia, Brasil y Ecuador encabezan los rankings en este ítem, lo que refleja el gran valor que tienen las mujeres para las economías locales. Pero no todo es tan fácil, pues las empresarias deben enfrentar tantos o más problemas que sus pares masculinos al momento de iniciar un negocio.
Según Mariana Lorenzo, directora del Centro Anáhuac de Estudios de la Mujer en México, uno de los mayores obstáculos que enfrentan las emprendedoras es la desconfianza de ciertos mercados. «No todos los mercados confían todavía en ellas, aunque los datos demuestran que son más cumplidas en sus obligaciones que los hombres», destaca. Además, la académica recalca que a pesar de que las empresarias en general pueden medir mejor sus tiempos y administrarlos más eficientemente que los hombres, «muchas se encuentran con horarios impuestos, condiciones laborales adversas y clientes o proveedores que no cuentan con esta otra faceta de su vida, que es ser madre».
En Chile, la Universidad del Desarrollo en conjunto con la organización pro-emprendimiento femenino Mujeres Empresarias fundaron el Centro de Estudios Empresariales de la Mujer (CEEM), con el objetivo de analizar la realidad de las empresarias y plantear soluciones para los problemas que estas enfrentan. Massiel Guerra, investigadora del centro, sostiene que «aquellas emprendedoras que descubren una oportunidad de negocio o nicho de mercado, y poseen los conocimientos o el equipo para explotarlos, sí impactan en el crecimiento y en la economía. Lamentablemente este es un grupo muy reducido de emprendimientos femeninos en relación al total», establece Guerra.
De esta manera, la investigadora resalta que queda mucho camino por delante. «Las mujeres emprenden a mayor edad que los hombres, con alrededor de los 40 años en promedio, por tanto, la experiencia recorrida y las curvas de aprendizaje en esta materia son menores también», indica.
En cuanto a la solución para estos obstáculos, la miembro del CEEM señala que faltan apoyos para que la mujer pueda explotar su potencial desde antes. «También hay una demanda cultural para el rol que asume el marido en el caso de aquél. Las mujeres necesitan un compañero que comparta todo tipo de responsabilidades, no solamente la provisión de recursos económicos, tal como ellas se están atreviendo en otras esferas», aclara Guerra.
Pero en este aspecto, es fundamental tratar las realidades de cada país latinoamericano de forma distinta. «América Latina es un ámbito geográfico muy extenso y variopinto en el que existen realidades muy distintas, como Argentina o Haití. Es una barrera cultural que, curiosamente, se está superando más en los lugares marginales que en las zonas más desarrolladas. Así, por ejemplo, resulta más fácil para una mujer emprender un negocio en alguna pequeña comunidad que hacerlo en una ciudad grande», precisa Lorenzo.
Fuente:Educamericas.com